O pasado 8 de setembro cumpríronse 370 anos do falecemento en Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) de Francisco de Quevedo.
Resumir en breves palabras a obra de Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos é tarefa ben difícil, porque non só cultivou numerosos xéneros senón que sempre o fixo cunha singular mestría e xerando moita controversia. Hai tantos Quevedos...
Un Quevedo narrador, mestre da picaresca e da sátira brutal e corrosiva en La vida del Buscón, como nos amosa esta descrición do dómine Cabra:
"Entramos, primer domingo después de Cuaresma, en poder de la hambre
viva, porque tal laceria no admite encarecimiento. Él era un clérigo
cerbatana, largo solo en el talle, una cabeza pequeña, pelo bermejo (no
hay más que decir para quien sabe el refrán), los ojos avecinados en el
cogote, que parecía que miraba por cuévanos, tan hundidos y escuros,
que era buen sitio el suyo para tiendas de mercaderes; la nariz, entre
Roma y Francia, porque se le había comido de unas búas de resfriado,
que aun no fueron de vicio porque cuestan dinero; las barbas
descoloridas de miedo de la boca vecina, que, de pura hambre, parecía
que amenazaba a comérselas; los dientes, le faltaban no sé cuantos, y
pienso que por holgazanes y vagamundos se los habían desterrado; el
gaznate largo como de avestruz, con una nuez tan salida, que parecía se
iba a buscar de comer forzada por la necesidad; los brazos secos, las
manos como un manojo de sarmientos cada una. Mirado de medio abajo,
parecía tenedor o compás, con dos piernas largas y flacas."
Un Quevedo poeta angustiado:
Ayer se fue; mañana no ha llegado;
hoy se está yendo sin parar un punto.
Soy un fue y un será y un es cansado...
Un Quevedo poeta moralista:
Clito, desde la orilla
navega con la vista el Oceano:
óyele ronco, atiéndele tirano,
y no dejes la choza por la quilla;
pues son las almas que respira Tracia
y las iras del Noto,
muerte en el Ponto, música en el soto.
navega con la vista el Oceano:
óyele ronco, atiéndele tirano,
y no dejes la choza por la quilla;
pues son las almas que respira Tracia
y las iras del Noto,
muerte en el Ponto, música en el soto.
Un Quevedo poeta satírico...Mesmo ás veces cruelmente burlesco:
Érase un hombre a una nariz pegado,
Érase una nariz superlativa,
Érase una alquitara medio viva,
Érase un peje espada mal barbado.
E hai un Francisco de Quevedo poeta amoroso cunha profundidade difícil de igualar como nos amosa neste famoso soneto:
Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;
Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;
Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.
Foi un home controvertido e apaixonado dotado dun prodixioso enxeño que se manifestaba en cada unha das súas obras ata o extremo, capaz de xerar filias e fobias apaixonadas, de satirizar cruelmente, de burlarse sen piedade e de escribir moi fermosos poemas de amor... Hai tantos Quevedos nun só, que quizais a mellor forma de entendelo sexa a través dos seus versos:
No he de callar por más que con el dedo,
ya tocando la boca o ya la frente,
silencio avises o amenaces miedo.
ya tocando la boca o ya la frente,
silencio avises o amenaces miedo.
¿No ha de haber un espíritu valiente?
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?
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