"Llovió durante tres días, pero no de un modo inclemente, sino con
intempestivos espacios de un sol radiante. Sin embargo, los amigos
gallegos no parecían ver esas pausas doradas, sino que a cada instante
nos daban excusas por la lluvia. Tal vez ni siquiera ellos eran
conscientes de que Galicía sin lluvia hubiera sido una desilusión,
porque el suyo es un país mítico -mucho más de lo que los propios
gallegos se lo imaginan-, y en los países míticos nunca sale el sol. "Si
hubieran venido la semana pasada, habrían encontrado un tiempo
estupendo", nos decían, avergonzados. "Este tiempo no corresponde a la
estación", insistían, sin acordarse de Valle-Inclán, de Rosalía de
Castro, de los poetas gallegos de siempre, en cuyos libros llueve desde
el principio de la creación y sopla un viento interminable, que es tal
vez el que siembra ese germen lunático que hace distintos y amorosos a
tantos gallegos."
Aquí atoparás o artigo completo, unha peza maxistral daquel excelente periodista que tamén foi Gabo.
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